En España sobrevive una población de
entre 100 y 120 linces ibéricos, según las estimaciones de los
científicos. De ellos, la mayor parte (unos 70) viven en Sierra Morena,
mientras que una treintena habitan en el Parque Nacional de Doñana. El
resto se reparte por zonas como Salamanca, Cáceres, Toledo o Madrid, aunque son poblaciones de linces muy pequeñas. El Parque Nacional de Doñana no es un sitio para que viva
una población estable de linces, tal y como está ahora este espacio
natural. Es un lugar donde puede vivir un núcleo del felino, pero
rodeado de peligros mortales para la especie. No puede decirse
otra cosa: Doñana es un lugar donde vive una población semicautiva de
linces, rodeados de toda clase de amenazas que poco a poco van diezmando
la especie. Aqui dificilmente se puede ir más allá del estudio e
investigación de la especie. A no ser que se produzca unos cambios que
se antojan imposibles. Los linces de Doñana no tienen unas
costumbres, comportamiento, ni hábitats que estén demasiado cercanos a
los del auténtico lince ibérico, que debe considerarse al que vive en
Sierra Morena y poblaciones marginales del Sistema Central. Sierra Morena,
es para muchos expertos el único sitio capaz de soportar una población
viable de linces (estimada como mínimo en 100 ejemplares), tanto en su
parte cordobesa como en la jienense. Aquí existen fincas aisladas, donde
están los mayores núcleos del lince. Los nacidos en cautividas podrían
reforzar sus poblaciones. Sería interesante establecer en estas últimas una serie de zonas testigo,
cuyos hábitats tienen indudables ventajas, pues allí no existen los
peligros bien presentes en Doñana y Sierra Morena, donde viven los dos
núcleos importantes del lince.
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